miércoles, 12 de noviembre de 2014

Patrón



Cinco horas de sueño. Me froto los ojos, salgo de la casa y me agacho para recoger mi ejemplar enrollado de The Washington Post de debajo de una azalea. Nunca sé dónde lo encontraré; el que lo lanza nunca va más allá de la primera base. A este paso va a tener que gastarse el sueldazo de repartidor en arreglarme todas las plantas que tanto trabajo le cuesta mantener a mi jardinero colombiano.

viernes, 4 de julio de 2014

El Viejo, el Calvo y el Pequeño (Hermanos)



            —Ni tú me gustas, ni yo te gusto a ti, pero es algo que tendremos que soportar si vamos a trabajar juntos. —John decía esto mientras guardaba su pistola en el cinturón y la tapaba con su americana mostrando cierta incomodidad —. ¡Bah! Jamás me acostumbraré a llevar traje, en mis tiempos se trabajaba con lo primero que pillaras…Unos vaqueros, un chándal, o si te pillaba en plena faena…

viernes, 30 de mayo de 2014

Borracho

Estaba tan borracho de sí mismo que se olvidó de darle un trago a la realidad.

#Microcuento

sábado, 24 de mayo de 2014

Luna

Se sentaba cada noche a hablarle a la luna esperando que ella le contestara. El dia que no lo hizo, la luna quiso aprender a hablar. 

#Microcuento

miércoles, 7 de mayo de 2014

Telebasura, por favor



Posiblemente si la telebasura no existiera la gente sería mucho más feliz, y no lo digo porque promocionen a guapitos y guapitas cuyo mayor logro ha sido saber plantar las veinte zarpas en el suelo en los momentos adecuados, sino porque hacen que gente como yo cometa idioteces del tamaño de un campo de fútbol.

domingo, 13 de abril de 2014

Caprichosa (Parte 1)



Hellena llevaba una semana enferma en la cama, un catarro de otoño había conseguido abrir una brecha en su impecable record de días sin faltar al trabajo. Era una chica muy activa, así que el hecho de estar en cama le dolía casi más que la fiebre. Ni siquiera los fines de semana dejaba de madrugar, la diferencia era que en vez de irse a trabajar, se ponía la ropa deportiva y salía a correr a la calle.

El lunes por la noche, viendo que se encontraba mejor, dejó a un lado la bata, las zapatillas y las sopitas, para coger la ropa de deporte. Sabía de sobras que no podría hacer su rutina normal, pero aun así le apetecía salir a tomar el aire, aunque hiciera el recorrido andando.

jueves, 23 de enero de 2014

Cloacas y decisiones



No sabíamos qué hacer, estábamos atrapados ahí, en aquellas cloacas sin poder hacer nada. Ambos agachábamos un poco la cabeza a cada pisada que daban las tropas. Eran cientos, y cada paso que daban parecía que iba a hacer que el techo se derrumbara sobre nosotros.  Yo solamente llevaba una pequeña pistola de mano con cinco balas en el cargador  para protegernos a mí y a Michelle. Ella no paraba de temblar, y aunque se esforzaba por ocultarlo, al tenerla entre mis brazos era imposible no darme cuenta de que estaba llorando de terror. Quise darle algunas palabras de ánimo, quise prometerle que todo iba a salir bien, que al día siguiente aquello no iba a ser más que un recuerdo, pero no pude decírselo, ya que ni yo mismo me lo creía. Ante tal impotencia no pude hacer más que apretarla aún más fuerte contra mí y agachar la cabeza.