domingo, 7 de octubre de 2018

Pater nostrum

          El hombre más poderoso del mundo. Aquel cuyas decisiones afectaban al mayor número de personas. El ser humano con más autoridad de toda la existencia no podía pasar la mayor parte de su tiempo en un asiento que fuera menos digno que él. Y, sin embargo, lo hacía. En una sala cuya decoración consistía en montones de armaduras doradas, cortinas rojas con brillantes y algunos de los objetos más importantes de la historia conocida, un sencillo trono de madera coronaba la habitación.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Sr. y Sra. Schmidt

          Eran las 18.45 de la tarde y, en el centro médico del Dr. Schmidt, todo iba viento en popa. Su vasto equipo de médicos de primera seguía tratando a la crème de la crème de la sociedad con una profesionalidad que no tenía rival en todo el país y su cuenta bancaria estaba un poco más llena que cuando empezó el día. Solo tenía que atender a un paciente más para poder irse a casa a disfrutar de un buen vaso de whisky escocés mientras veía el partido de la noche anterior en su recién estrenada televisión de 77 pulgadas. 


          Antes de llamar a su próximo paciente, se echó hacia atrás su larga y plateada cabellera, colocó su dedo índice en el entrecejo de sus gafas y, mientras buscaba en su libreta el nombre que debía pronunciar en voz alta, preparaba su mejor sonrisa. Cualquier atisbo de alegría que pudieran haber formado sus labios mientras buscaba el nombre desapareció en cuanto lo encontró: Wendy Schmidt, la mujer de la que se estaba divorciando.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

No lo hagas

          Tras el último beso, ella se dio la vuelta y se dispuso a subir al tren. Para Fran, el ruido de sus tacones golpeando contra cada uno de los escalones era como el de bombas atómicas estallando en su corazón. Con una mano en el pecho y el rostro comido por las lágrimas, él esperaba el impacto del siguiente golpe de talón, tenía que esforzarse para no apretar los ojos e intentar calmar el dolor. No podía permitirse ese lujo. Aunque le doliera, no podía apartar la mirada de ella. Tenía que aprovechar al máximo los instantes que les quedaban juntos, aunque fueran los de una despedida amarga y lacerante.

viernes, 31 de agosto de 2018

Tobogán

          Valeria cerró los ojos y de repente estaba en el que fue su parque favorito cuando era pequeña. Se miró las manos y no dudó ni un instante: se fue corriendo hacia el tobogán, su lugar favorito del parque.

sábado, 18 de agosto de 2018

Guerrero

          La última gota de sangre se escurre a través de la hoja de su sable, cuyo filo refleja, a duras penas ya, la luz de la luna. Por fin, sus músculos se destensan, su cuerpo se relaja, y su mente sale del trance de la batalla. 

domingo, 12 de agosto de 2018

Punzada

          A pesar de tener tras de sí una larga carrera como cirujano, para Tony aquel procedimiento resultaba especialmente engorroso, pues, debido a la naturaleza de este, el paciente debía estar despierto y solo parcialmente inmovilizado. Obviamente, eso no significaba que el resultado final fuera a ser peor ni que disfrutara menos de su trabajo; solamente tenía que concentrarse un poquito más. 

viernes, 3 de agosto de 2018

Tortilla

          En un supermercado cuyo nombre no voy a dar porque no patrocina este texto, me dirigía hacia la caja a pagar lo que había decidido comprar: cinco smoothies de remolacha y una barra de pan. Como me pudo más la pereza que la practicidad, no cogí ni carrito ni bolsa. Al fin y al cabo, podía llevarlo todo en las manos. Lo que no me esperaba era que, en un súbito empujón por la espalda, una mujer francesa tirara uno de mis preciados smoothies al suelo, causando con esto el irreparable reventón del recipiente.

martes, 15 de mayo de 2018

Cielo verde

          El cielo se partió y, ante sus ojos, pasó un rayo de luz que le hizo desviar la mirada hacia las nubes. Él, atónito, detuvo sus pasos y reprimió sus parpadeos para observar aquel inaudito suceso. Los pensamientos que recorrían su cerebro antes de aquel acontecimiento se desvanecieron para dejar paso a unos que le permitieran asimilar qué estaba ocurriendo.

lunes, 23 de abril de 2018

23 de abril


          La princesa no tenía ni idea de qué hacer ante aquella situación imprevista. El dragón estaba muerto tal y como decía la historia, pero, en vez de un héroe salvador, había tres: Jordi, Jorge y George. La sangre del lagarto gigante todavía no había florecido cuando los tres se acercaron corriendo a la joven. 


          —¡Princesa! ¿Estáis bien? —Jordi se adelantó antes de que los otros dos pudieran mediar palabra.


          —¡Anda, pero si habla español y todo! —dijo sorprendido Jorge, quien de repente dejó de prestarle atención a la mujer a la que acababa de rescatar.

miércoles, 21 de marzo de 2018

¿Por qué bailamos cuando nos aguantamos?

         Había algo en él que no me convencía. No estaba seguro de qué era, pero no me gustaba; me daba mala espina. Su movimiento de caderas, su sonrisa, su forma de colocarse el flequillo en su sitio... algo fallaba. Tenía la sensación de que me estaba mintiendo, y eso no me gustaba nada. Bueno, no me mentía a mí directamente, porque en realidad yo no estaba con él, sino con mi chica, también bailando. 

jueves, 1 de febrero de 2018

Modorra



          Todo estaba oscuro, mi vista no alcanzaba a ver el final de la habitación. No sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí. Tampoco recordaba qué era lo último que había hecho. Simplemente en algún momento dejé de hacer lo que estaba haciendo y aparecí allí: en una silla incómoda y atado de pies y manos.

miércoles, 24 de enero de 2018

Colón, no te cueles

          Corría el año 1491, corría tan rápido que, de hecho, pasó como un rayo y de golpe y porrazo era 1492. Colón se guardaba la cola, que no el colón, de nuevo en sus pantalones y se colocó frente al espejo. Al mirarse se dio cuenta de había escondido la cabeza de tortuga antes de tiempo.

miércoles, 17 de enero de 2018

¿Sí? (Parte 2)

          Al ver que cogía el teléfono, la mujer que apoyaba sus posaderas sobre mis rodillas se cerró la bata con furia y cruzó los brazos. Por su parte, la llamadora no medió palabra.

          —Melinda, ¿estás ahí?

          Mi anfitriona, incrédula, se llevó las manos a la cabeza y resopló mientras se levantaba. Mientras el dolor de mi tobillo desaparecía al aligerarse la carga que reposaba sobre él, no pude evitar pensar que no la culpaba por indignarse. 

          Finalmente, mi interlocutora telefónica decidió pronunciarse:

miércoles, 10 de enero de 2018

¿Sí? (Parte 1)



          El ambiente del bar era tan espeso que no había forma humanamente posible de saber si habías emparejado correctamente tus calcetines. Yo, definitivamente, no lo sabía. Estaba sentado en uno de esos incomodísimos taburetes que parecen más hechos para ahuyentar a los clientes que para hacer que consuman. Mi cabeza reposaba sobre la palma de mi mano derecha, y el brazo de ese mismo lado descansaba sobre la barra. En mi otra mano bailaba mi tercer penúltimo orujo y en mi cabeza hacía lo mismo la idea de volver a llamarla.